10. LOS CICLOS Y FENOMENOS DE LA NATURALEZA Y DEL UNIVERSO

(Esta es una breve introducción a algunos de los fenómenos más comunes, todos ellos se estudian en la escuela y se requiere de su conocimiento y utilización contínua para ciertas disciplinas como la astrología, así que por lo regular se entienden de sobra. Pero para los que todavía necesiten una repasada o ayuda, aquí están las explicaciones generales. Les pido de favor que para cualquier duda se dirijan a una enciclopedia o página especializada a fin de que resuelvan satisfactoriamente sus preguntas. Gracias)

EL CICLO LUNAR DE 28 DIAS Y LAS FASES.

Datos Técnicos:

La Luna orbita la Tierra a una distancia media de 384.403 km y a una velocidad media de 3.700 km/h. Completa su vuelta alrededor de la Tierra, siguiendo una órbita elíptica, en 27 días, 7 horas, 43 minutos y 11,5 segundos según el tiempo sidéreo. Para cambiar de una fase a otra similar, o mes lunar, la Luna necesita 29 días, 12 horas, 44 minutos y 2,8 segundos. Como tarda en dar una vuelta sobre su eje el mismo tiempo que en dar una vuelta alrededor de la Tierra, en realidad, siempre es la misma cara de la Luna la que se ve desde la Tierra.

Un observador sólo puede ver en cada momento determinado un 50% de la superficie total de la Luna. Sin embargo, de vez en cuando se puede ver un 9% adicional alrededor del borde aparente debido al balanceo relativo de la Luna llamado libración. Esto sucede a causa de las ligeras diferencias en el ángulo de visión desde la Tierra de las diferentes posiciones relativas de la Luna a lo largo de su órbita elíptica inclinada.

La Luna muestra FASES CAMBIANTES a medida que se mueve en su órbita alrededor de la Tierra. La mitad de la Luna está siempre bajo la luz del Sol, de la misma forma que en la mitad de la Tierra es de día mientras que en la otra mitad es de noche.

Las fases de la Luna dependen de su posición con respecto al Sol en un instante dado:

En la fase llamada LUNA NUEVA, la cara que la Luna presenta a la Tierra está completamente en sombra. Aproximadamente una semana más tarde la Luna entra en su PRIMER CUARTO, mostrando la mitad del globo iluminado; siete días después la Luna muestra toda su superficie iluminada, será la LUNA LLENA; otra semana más tarde, el ÚLTIMO CUARTO, la Luna vuelve a mostrar medio globo iluminado. El ciclo completo se repite cada mes lunar.

Es Luna llena cuando está mas lejos del Sol que la Tierra; es Luna nueva cuando está más cerca. La Luna está en cuarto menguante en su paso de Luna llena a nueva y en cuarto creciente en su paso de Luna nueva a Luna llena.

 

EL SOL, LAS ESTACIONES, SOLSTICIOS Y EQUINOCCIOS

EL SOL

El Sol es la estrella que, por el efecto gravitacional de su masa, domina el sistema planetario que incluye a la Tierra. Mediante la radiación de su energía electromagnética, aporta directa o indirectamente toda la energía que mantiene la vida en la Tierra, porque todo el alimento y el combustible procede en última instancia de las plantas que utilizan la energía de la luz del Sol.

Se le llama Año, al periodo de tiempo que emplea la Tierra para completar un giro alrededor del Sol. Como la medida de este periodo arroja valores distintos según el cuerpo celeste empleado como punto de referencia, existen varias definiciones del año. El llamado AÑO SOLAR MEDIO O TRÓPICO se define como el tiempo que transcurre entre la aparición del Sol en el equinoccio de primavera hasta su regreso a ese mismo lugar. El AÑO ASTRONÓMICO tiene una duración media de 365,2422454 días solares, es decir, 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,5 segundos.

El llamado AÑO SIDÉREO es el tiempo que transcurre desde que el Sol eclipsa una estrella dada hasta que la vuelve a eclipsar; su duración es de 365,2563612 días solares medios, o 365 días, 6 horas, 9 minutos y 9,54 segundos. El tiempo que transcurre desde el paso de la Tierra por un punto determinado de su órbita hasta que vuelve a pasar por ese punto se conoce como AÑO ANOMALÍSTICO, y equivale a 365,2596425 días solares medios, o 365 días, 6 horas, 13 minutos y 53,1 segundos. El AÑO LUNAR, de 12 meses lunares, es decir, 354 días, se emplea en algunos calendarios, en particular en el judío y el musulmán.

 

LAS ESTACIONES

Las estaciones son ciclos anuales que dependen de la inclinación de la Tierra respecto a su órbita alrededor del Sol. La Tierra tarda un año de 365,25 días en completar una vez su órbita solar. El eje de rotación de la Tierra no es perpendicular al plano que forma su órbita solar sino que tiene una inclinación de 23° 27'. Dependiendo de la posición orbital de la Tierra, el Hemisferio norte o el Hemisferio sur están más orientados hacia el Sol y, por tanto, reciben más directamente la radiación solar. La inclinación de la Tierra con respecto al Sol ha provocado tremendos cambios en el aspecto físico del planeta, en la flora, en la fauna y en los hombres.

En el Hemisferio norte, a medida que se suceden las noches de otoño, la constelación de Orión aparece antes en el cielo y permanece durante más tiempo visible. Durante estos días tan cortos, las mariposas monarca vuelan sobre los campos en dirección sur. Las corrientes oceánicas de la costa de California caldean el agua del mar mientras la superficie terrestre se enfría bajo el cielo invernal. En el Hemisferio norte, los vivos colores de los árboles de hoja caduca iluminan la zona interior de los continentes, que poco después se verá cubierta por un manto de hojas. Los animales se preparan instintivamente para la próxima estación de escasez. Transcurridos seis meses, tras el frío gélido del invierno, se dará justo la situación contraria. En las regiones templadas del resto del planeta se producen cambios similares, tanto en el Hemisferio norte como en el Hemisferio sur. Mientras, en los trópicos, las lluvias torrenciales que revitalizan el entorno, se alternan con la sequía y determinan el cambio de estaciones. La estación seca comienza con una explosión de flores y actividad, y finaliza con el marchitamiento de las plantas y la espera ante la próxima estación de lluvias. La Tierra gira y gira haciendo que se sucedan las estaciones.

LA DURACIÓN DE LOS DÍAS, LOS SOLSTICIOS Y LOS EQUINOCCIOS

La Tierra gira alrededor del Sol formando una elipse y sin alterar la inclinación de su masa. Debido a la inclinación, normalmente un hemisferio recibe más luz solar que el otro.

Cuando el ángulo que forma el eje de rotación de la Tierra con el plano de su órbita solar apunta directamente al Sol, el hemisferio que recibe más luz solar alcanza su máximo grado de exposición solar. Al mismo tiempo, el otro hemisferio está orientado hacia la cara opuesta y permanece casi en penumbra. Estos son los solsticios, que representan el comienzo del verano y del invierno, en junio y en diciembre.

El Solsticio es cualquiera de los dos puntos de la eclíptica en los que el Sol está en el punto más alejado del ecuador celeste. El solsticio en el norte del ecuador celeste se denomina SOLSTICIO DE VERANO porque el Sol está en su declinación máxima, hacia el 21 de junio (el principio del verano en el hemisferio norte); el solsticio en el sur del ecuador celeste, llamado SOLSTICIO DE INVIERNO, tiene lugar hacia el 21 de diciembre. Para los habitantes del hemisferio sur la situación se invierte: el solsticio de verano tiene lugar hacia el 21 de diciembre y el de invierno hacia el 21 de junio.

El término solsticio significa 'Sol inmóvil'; en esos momentos el Sol cambia muy poco su declinación de un día a otro y parece permanecer inmóvil en un lugar al norte o al sur del ecuador celeste.

Las condiciones extremas causadas por los solsticios de verano e invierno se experimentan en latitudes superiores a los círculos polares, donde esos días o noches duran veinticuatro horas. Cuando la Tierra ha recorrido exactamente la mitad de su órbita solar, lo que ocurre en un hemisferio es completamente lo contrario de lo que ocurre en el otro.

Entre los solsticios de la órbita solar, la posición de la Tierra es oblicua con respecto al Sol. Cuando la Tierra alcanza el punto medio entre los solsticios, los rayos solares caen perpendicularmente sobre el ecuador. Durante un corto período de tiempo, ambos hemisferios reciben la misma luz solar y los días duran lo mismo en todos los rincones del planeta.

Estas dos posiciones se conocen como equinoccios y determinan el comienzo de la primavera y del otoño, en marzo y en septiembre.

 

LA ECLIPTICA

La Eclíptica, en astronomía, es el círculo máximo de la trayectoria anual aparente del Sol en la esfera celeste, tal y como se ve desde la Tierra. Se denomina así debido a que los eclipses tienen lugar solamente cuando la Luna se encuentra en esta trayectoria o cerca de ella. El plano de esta trayectoria, llamado plano de la eclíptica, forma con el plano del ecuador celeste (proyección del ecuador terrestre en la esfera celeste) un ángulo de 23°27’. Este ángulo se conoce como oblicuidad de la eclíptica y es, aproximadamente, constante durante un periodo de millones de años, aunque en la actualidad está disminuyendo a razón de 48 segundos de arco en cada siglo y disminuirá durante varios milenios hasta que alcance 22°54’, después de lo cual volverá a aumentar.

Los dos puntos en los que la eclíptica corta al ecuador celeste se llaman nodos o equinoccios. El Sol está en el equinoccio de primavera o punto vernal en torno al 21 de marzo y en el equinoccio de otoño alrededor del 23 de septiembre. A mitad de camino entre los equinoccios se producen los solsticios de verano e invierno. El Sol alcanza estos puntos en torno al 21 de junio y al 22 de diciembre, respectivamente. Los nombres de los cuatro puntos se corresponden con las estaciones que comienzan en el hemisferio norte por esas fechas. Los equinoccios no son fijos porque el plano del ecuador gira en relación al plano de la eclíptica; completa un giro cada 25.868 años. El movimiento de los equinoccios en la eclíptica se llama precesión de los equinoccios. Para establecer la posición real de las estrellas en un momento determinado tiene que aplicarse una corrección de precesión a las cartas celestes.

La eclíptica se utiliza también en astronomía como el círculo esencial para un sistema de coordenadas denominado sistema de coordenadas eclípticas. La latitud celeste se mide de norte a sur de la eclíptica. La longitud celeste se mide de este a oeste del equinoccio de primavera.

En astrología, la eclíptica se divide en doce arcos de 30° llamados signos del zodíaco. A estos signos, o "casas del cielo", se les da el nombre de las constelaciones por las que pasa la eclíptica.

LOS ECLIPSES

El Eclipse es un oscurecimiento de un cuerpo celeste producido por otro cuerpo celeste. Hay dos clases de eclipses que implican a la Tierra: los de Luna, o eclipses lunares, y los de Sol, o eclipses solares. Un eclipse lunar tiene lugar cuando la Tierra se encuentra entre el Sol y la Luna y su sombra oscurece la Luna. El eclipse solar se produce cuando la Luna se encuentra entre el Sol y la Tierra y su sombra se proyecta sobre la superficie terrestre. Los tránsitos y ocultaciones son fenómenos astronómicos similares pero no tan espectaculares como los eclipses debido al pequeño tamaño de los cuerpos celestes que se interponen entre la Tierra y un astro brillante.

ECLIPSE DE LUNA

Iluminada por el Sol, la Tierra proyecta una sombra alargada en forma de cono en el espacio. En cualquier punto de este cono la luz del Sol está completamente oscurecida. Rodeando este cono de sombra, llamado umbra, se encuentra un área de sombra parcial, llamada penumbra. La longitud media aproximada del cono de sombra es de 1.379.200 km; a una distancia de 384.600 km, la distancia media entre la Luna y la Tierra, tiene un diámetro de 9.170 km aproximadamente.

Un ECLIPSE TOTAL DE LUNA tiene lugar cuando la Luna penetra por completo en el cono de sombra. Si penetra directamente en el centro, se oscurecerá alrededor de 2 horas; si no penetra en el centro, el periodo de fase total es menor, y si la Luna se mueve solamente por el límite del cono de sombra su oscuridad puede durar sólo un instante.

El ECLIPSE PARCIAL DE LUNA tiene lugar cuando solamente una parte de la Luna penetra en el cono de sombra y se oscurece. La extensión del eclipse parcial puede fluctuar desde una fase casi total, cuando la mayor parte de la Luna se oscurece, a un eclipse menor cuando sólo se ve una pequeña zona de sombra de la Tierra al pasar la Luna. Históricamente, el primer indicio que se tuvo del perfil de la Tierra fue al ver su sombra circular pasando a través de la cara de la Luna.

Antes de penetrar la Luna en el cono de sombra, tanto en el eclipse total como en el parcial, está dentro de la zona de penumbra y su superficie se va haciendo visiblemente más oscura. La parte que penetra en el cono de sombra aparece casi negra, pero durante el eclipse total el disco lunar no está totalmente oscuro, sino que permanece ligeramente iluminado con una luz rojiza: los rayos solares son refractados por la atmósfera terrestre y penetran en el cono de sombra. Si se produce un eclipse lunar cuando la Tierra está cubierta con una densa capa de nubes, éstas impiden la refracción de la luz; en esa situación la superficie de la Luna se hace invisible durante la fase total.

ECLIPSE DE SOL

La longitud de la sombra de la Luna varía de 367.000 a 379.800 km, y la distancia entre la Tierra y la Luna de 357.300 a 407.100 km. Los ECLIPSES TOTALES DE SOL tienen lugar cuando la sombra de la Luna alcanza la Tierra. El diámetro de la sombra nunca es mayor de 268,7 km en el punto en el que toca la superficie de la Tierra de forma que el área en la que es visible un eclipse total de Sol nunca es más ancha que este diámetro y normalmente es bastante más estrecha.

El ancho de la zona de penumbra, o área del eclipse parcial en la superficie de la Tierra, es de 4.800 km aproximadamente. En algún momento, cuando la Luna pasa entre la Tierra y el Sol, su sombra no alcanza la Tierra. En esos momentos tiene lugar un ECLIPSE ANULAR durante el que aparece un anillo brillante del disco solar alrededor del disco negro de la Luna.

La sombra de la Luna se mueve a través de la superficie terrestre en dirección Este. Dado que la Tierra también gira en esta dirección, la velocidad a la que se desplaza la sombra de la Luna sobre la Tierra es igual a la velocidad de la Luna en su órbita, menos la velocidad de rotación de la Tierra. La velocidad de desplazamiento de la sombra en el ecuador es de 1.706 km/h aproximadamente; cerca de los polos, donde la velocidad de rotación es virtualmente cero, es de unos 3.380 km/h. La trayectoria de un eclipse total de Sol y el tiempo de su fase total se puede calcular a partir del tamaño de la sombra de la Luna y de su velocidad. La duración máxima de un eclipse total de Sol es de unos 7,5 minutos, pero estos eclipses son raros y sólo tienen lugar una vez cada varios miles de años. Un eclipse total, normalmente, se puede ver durante unos tres minutos desde un punto en el centro del recorrido de su fase total.

En áreas fuera de la banda barrida por la sombra de la Luna, pero dentro de la penumbra, tienen lugar eclipses parciales y el Sol sólo se oscurece parcialmente.

Al principio de un eclipse total, la Luna comienza a moverse a través del disco solar aproximadamente una hora antes de su fase total. La iluminación del Sol disminuye gradualmente y durante la fase total (o cerca de ella) declina a la intensidad del brillo de la luz de la Luna. Esta luz residual la produce en gran medida la corona del Sol, la parte más exterior de la atmósfera solar. Cuando la superficie del Sol se va estrechando hasta una pequeña franja, se hace visible la corona. Un momento antes de que el eclipse sea total, en esta franja destellan brillantes puntos de luz llamados perlas de Baily. Estos puntos son producidos por los rayos del Sol al atravesar los valles y las irregularidades de la superficie lunar. Las perlas de Baily son también visibles en el momento que finaliza la fase total del eclipse (reaparición). Exactamente un momento antes, un momento después y algunas veces en la fase total se pueden ver estrechas bandas de sombras en movimiento sobre objetos en la superficie terrestre. El origen de estas bandas de sombra no se conoce con exactitud, pero se piensa que están producidas por la refracción irregular de la luz en la atmósfera terrestre. Antes y después de la fase total, un observador situado en una colina o en una aeronave puede ver la sombra de la Luna moviéndose en dirección Este a través de la superficie de la Tierra como la sombra de una nube pasando rápidamente.

LOS TRÓPICOS

En las regiones tropicales, la duración de los días no varía excesivamente de una estación a otra. Debido a su situación, cerca de la zona de máxima exposición solar, los días tienen una duración bastante uniforme.

En el solsticio de verano, los rayos del sol caen perpendicularmente sobre la Tierra en una latitud determinada tanto al norte como al sur del ecuador. Durante este día parece que el sol al mediodía coincide exactamente con el centro vertical del cielo. Estas latitudes constituyen los paralelos llamados trópicos y la zona que se encuentra entre ambos disfruta siempre de un clima cálido. La línea del trópico del Hemisferio norte es el trópico de Cáncer, situado a 23° 27' norte. La línea correspondiente en el Hemisferio sur es el trópico de Capricornio, situado a 23° 27' sur. No es casualidad que estos ángulos representen la inclinación exacta de la Tierra respecto al plano que forma su órbita alrededor del Sol. Si la inclinación fuera nula, el Sol estaría siempre justo encima del ecuador, las noches y los días durarían siempre lo mismo durante todo el año y no existirían las estaciones tal y como las conocemos.

EL CLIMA

En las zonas templadas, el invierno se caracteriza por tener días cortos, noches largas y temperaturas frías. Las precipitaciones son frecuentes y abundantes. El verano se caracteriza por tener días largos, noches cortas, temperaturas cálidas y lluvias relativamente esporádicas.

Las estaciones desempeñan un papel muy importante a la hora de determinar las áreas climáticas del planeta. La luz solar calienta las masas terrestres, lo que provoca a su vez un calentamiento de la masa de aire situada encima que reduce su densidad y hace que se eleve. El aire situado sobre los océanos, más frío, se desplaza hacia la tierra para ocupar el espacio libre lo que crea movimientos de aire cíclicos que provocan disturbaciones climáticas importantes. Los ciclos de calentamiento y enfriamiento y las corrientes de aire resultantes disminuyen normalmente con la llegada del invierno, ya que en esa época la diferencia de temperatura entre la tierra y el océano se reduce. Generalmente, estos ciclos se dejan notar más en el Hemisferio norte porque la superficie terrestre que calienta el aire es muy amplia. Los monzones y los huracanes son los dos extremos de estos comportamientos del tiempo.

 

MAREAS LUNARES

La Luna, al estar mucho más cerca de la Tierra que el Sol, es la causa principal de las mareas. Cuando la Luna está justo encima de un punto dado de la superficie terrestre, ejerce una fuerza de atracción sobre el agua, que, por lo tanto, se eleva sobre su nivel normal. El agua que cubre la porción de Tierra más lejana de la Luna también está sometida a atracción; se forma así otra elevación que proporciona el fundamento de una segunda onda. La cresta de onda situada bajo la Luna se llama marea directa, y la del lado diametralmente opuesto de la Tierra se llama marea opuesta. En ambas crestas, prevalece la condición conocida como de marea alta, mientras que a lo largo de la circunferencia formada por las zonas perpendiculares al eje de mareas directa y opuesta se producen fases de marea baja.

Las mareas alta y baja se alternan en un ciclo continuo. Las variaciones producidas de forma natural entre los niveles de marea alta y baja se denominan amplitud de la marea. En la mayoría de las costas del mundo se producen dos mareas altas y dos bajas cada día lunar, siendo la duración media de un día lunar 24 h, 50 min y 28 s. Una de las mareas altas está provocada por la cresta de marea directa y la otra por la cresta de marea opuesta. En general, dos mareas altas o bajas sucesivas tienen casi la misma altura. Sin embargo, en algunos lugares fuera del océano Atlántico estas alturas varían de forma considerable; este fenómeno, conocido como desigualdad diurna, todavía no se comprende bien en la actualidad.

MAREAS SOLARES

Asimismo, el Sol provoca el ascenso de dos crestas de onda opuestas, pero como el Sol está más alejado de la Tierra, su fuerza para crear mareas es un 46% menor que la de la Luna. El resultado de la suma de las fuerzas ejercidas por la Luna y el Sol es una onda compuesta por dos crestas, cuya posición depende de las posiciones relativas del Sol y de la Luna en un instante dado.

Durante los periodos de Luna nueva y llena, cuando el Sol, la Luna y la Tierra están alineadas, las ondas solar y lunar coinciden. Resulta un estado conocido como mareas de primavera; en ellas las mareas altas ascienden más y las mareas bajas descienden más de lo habitual.

Cuando la Luna está en el primer o tercer cuadrante, forma un ángulo recto con respecto a la línea Tierra-Sol y las ondas quedan sometidas a fuerzas opuestas del Sol y de la Luna. Este estado es el de marea muerta: la marea alta es más baja y la baja más alta de lo normal. Las mareas de primavera y muerta se producen 60 h después de las fases correspondientes de la Luna; este periodo se llama edad de la marea o de la fase de desigualdad. El intervalo entre el instante en que la Luna cruza un meridiano en un punto y cuando la siguiente marea alta llega a ese punto se llama intervalo Luna-marea, o de marea alta.

El intervalo de marea baja es el periodo entre el instante en que la Luna cruza un meridiano y cuando llega la siguiente marea baja. Los valores medios entre los intervalos Luna-marea durante los periodos de Luna nueva y llena se conocen como establecimiento de puerto. Los valores de los intervalos durante otros periodos del mes se denominan, a veces, establecimientos corregidos.

LA TIERRA

La Tierra, es el tercer planeta desde el Sol y quinto en cuanto a tamaño de los nueve planetas principales. La distancia media de la Tierra al Sol es de 149.503.000 km. Es el único planeta conocido que tiene vida, aunque algunos de los otros planetas tienen atmósferas y contienen agua.

La Tierra no es una esfera perfecta, sino que tiene forma de pera. Cálculos basados en las perturbaciones de las órbitas de los satélites artificiales revelan que la Tierra es una esfera imperfecta porque el ecuador se engrosa 21 km; el polo norte está dilatado 10 m y el polo sur está hundido unos 31 metros.

Al igual que todo el Sistema Solar, la Tierra se mueve por el espacio a razón de unos 20,1 km/s o 72,360 km/h hacia la constelación de Hércules. Sin embargo, la galaxia Vía Láctea como un todo, se mueve hacia la constelación Leo a unos 600 km/s. La Tierra y su satélite, la Luna, también giran juntas en una órbita elíptica alrededor del Sol. La excentricidad de la órbita es pequeña, tanto que la órbita es prácticamente un círculo. La circunferencia aproximada de la órbita de la Tierra es de 938.900.000 km y nuestro planeta viaja a lo largo de ella a una velocidad de unos 106.000 km/h.

La Tierra gira sobre su eje una vez cada 23 horas, 56 minutos y 4,1 segundos. Por lo tanto, un punto del ecuador gira a razón de un poco más de 1.600 km/h y un punto de la Tierra a 45° de altitud N, gira a unos 1.073 km/h.

Además de estos movimientos primarios, hay otros componentes en el movimiento total de la Tierra como la precesión de los equinoccios y la nutación (una variación periódica en la inclinación del eje de la Tierra provocada por la atracción gravitacional del Sol y de la Luna).

LA POSICIÓN DE LAS ESTRELLAS

Evidentemente, a medida que la Tierra se va desplazando, su posición con respecto a la estrellas y otros cuerpos celestes también varía. Parece que las estrellas y los planetas giran alrededor de la Tierra cuando en realidad es ésta la que se mueve. El aparente movimiento de las estrellas por la noche ha desempeñado un papel muy importante en el desarrollo de la navegación y la geografía, además de haber influido en las diferentes culturas y religiones del mundo. El aparente movimiento de las estrellas alrededor de la Tierra se complica debido a que nuestro planeta gira simultáneamente sobre su propio eje y da vueltas alrededor del Sol. La progresión del día y de la noche debida a las estaciones, influye en lo que vemos en el cielo nocturno.

Por ejemplo, un día de mediados de verano, la luz del Sol nos impide ver Orión, una constelación de invierno del Hemisferio norte. A medida que la Tierra va avanzando en su órbita alrededor del Sol, la cara oculta de nuestro planeta vuelve a orientarse hacia Orión el Cazador, nombre con el que se conocía esta constelación antiguamente. Debido a esta circunstancia, las estrellas parecen diferentes todas las noches, recorren un camino que harán de vuelta tras los solsticios de verano y de invierno. Las constelaciones situadas cerca del horizonte desaparecen de vista por completo durante una estación o la otra y van apareciendo gradualmente de nuevo.

Los cometas y los planetas poseen su propia órbita alrededor del Sol, por tanto sus pautas de comportamiento en el cielo no se corresponden con el movimiento de las estrellas, más fácil de predecir. Existen otros dos factores, que no tienen nada que ver con las estaciones, que afectan a cómo vemos las estrellas. En primer lugar, la inclinación del eje de rotación de la Tierra oscila sensiblemente hacia adelante y hacia atrás con el paso de los años y esto altera la vista que nosotros tenemos del cielo estrellado. En segundo lugar, las estrellas se mueven en el espacio siguiendo sus propias trayectorias y, con el paso de los siglos, la forma de las constelaciones cambia.

Desde tiempos inmemoriales, los hombres han intentado ordenar el caos que parecía reinar en el cielo. El primer intento de catalogación de las estrellas fueron las constelaciones, grupos visibles de estrellas cuyas formas recordaban a objetos de la vida cotidiana. Las constelaciones que las diferentes culturas han ido reconociendo a lo largo de los siglos dependen de factores culturales, geográficos y de la propia historia de estas civilizaciones. Para localizar determinadas estrellas, estudiarlas y que sean útiles para la navegación, los astrónomos, astrólogos y navegantes siguen utilizando las mismas constelaciones que eran familiares para las antiguas civilizaciones del Mar Mediterráneo, Centroamérica, China, etc.

Aunque las estrellas siempre fueron importantes para la religión, las principales razones prácticas por las que se intentó organizar el cielo en entidades reconocibles e identificables fueron la navegación y la agricultura. A las estrellas que, aparentemente, se movían poco se les concedió un valor especial en navegación, sobre todo a la Estrella Polar, la estrella del norte en el Hemisferio norte, y a la constelación de la Cruz del Sur, en el Hemisferio sur. Éstas son las estrellas visibles que se encuentran más alineadas con respecto al eje de la Tierra.

La astronomía moderna utiliza mapas estelares para que la navegación astronómica se efectúe con más exactitud. Las estrellas se representan en la cara interior de una esfera, así es que los mapas estelares son esféricos, como un globo vuelto del revés. Suelen estar organizados en hemisferio norte y hemisferio sur que están divididos en 24 horas o sectores radiales e incrementos de 180 grados entre los horizontes. Los mapas del cielo ecuatorial, hasta cerca de 30 grados norte o sur del horizonte ecuatorial, se representan a menudo con gráficos rectangulares divididos en 24 horas. Los mapas estelares no son estáticos, a diferencia de los mapas terrestres, sino que, normalmente, muestran vistas estacionales del cielo desde un punto determinado, o bien el cielo al completo independientemente de la estación pero con alguna indicación del cambio estacional en la panorámica nocturna de las estrellas.

EL ZODIACO

El Zodíaco es el cinturón imaginario en la esfera celeste, que se extiende aproximadamente 8° a uno y otro lado de la eclíptica, trayectoria aparente del Sol sobre la bóveda celeste. La anchura del zodíaco se determinó, originalmente, incluyendo las órbitas del Sol y la Luna y las de los cinco planetas conocidos por los pueblos de la antigüedad (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno). El zodíaco se divide en 12 secciones de 30° cada una, a las que llamamos signos del zodíaco. Comienza en el equinoccio de primavera y continúa hacia el este a lo largo de la eclíptica; cada una de sus secciones recibe el nombre de la constelación que estaba situada dentro de sus límites en el siglo II a.C. Los nombres de los signos del zodíaco son: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpión, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis. Debido a la precesión de los equinoccios sobre la eclíptica, un ciclo de 26.000 años, el punto Aries retrocede aproximadamente 1° en 70 años, de modo que el signo Aries, actualmente, se encuentra en la constelación Piscis (sin embargo, en astrología se siguen manteniendo las posiciones originales). En 24.000 años, aproximadamente, cuando la retrogradación haya completado un ciclo completo de 360°, volverán a coincidir los signos del zodíaco y las constelaciones.

Se cree que los signos del zodíaco tuvieron su origen en Mesopotamia hacia el año 2000 a.C. Los griegos adoptaron los símbolos de los pueblos babilónicos y se los transmitieron a otras civilizaciones de la antigüedad. Los egipcios asignaron nombres y símbolos diferentes a las divisiones del zodíaco. Los chinos también adoptaron la división en 12 secciones pero a los signos les dieron los nombres de rata, buey, tigre, dragón, serpiente, caballo, oveja, mono, gallina, perro y cerdo. Independientemente, la civilización azteca inventó un sistema similar.